LA ENSEÑANZA DEL ARTE DE CURAR
Desde finales del s. XVI en las universidades castellanas,
Salamanca, Valladolid y Alcalá de Henares, y en la Universidad de Valencia se
habían establecido las primeras cátedras de cirugía, con la finalidad de formar
a los cirujanos.
En ellas se podía aprender anatomía y cirugía a un elevado
nivel aunque era necesario conocer el latín. Mientras que en los hospitales y
con maestros cirujanos se podía aprender esta práctica en romance.
En los hospitales después de tres años como mancebo interno
o externo, eran necesarios otros dos de práctica con cirujano aprobado para
poder presentarse al examen de Protomedicato. La tercera forma de capacitarse
era practicar con cirujano aprobado, que si era de calidad, requería que el
alumno pagara las enseñanzas. En otros casos se pactaba un
contrato gremial: a cambio del trabajo que realizaba como
aprendiz, sangrar venas –por ejemplo–, el maestro corría con el alojamiento, la
alimentación, el vestido y la enseñanza del candidato.
En el siglo XVII en el virreinato de Nueva Granada (lo que hoy comprende los territorios de Colombia-Ecuador-Venezuela y las Guayanas) no se permitía a los zambos y mulatos ejercer la medicina ps iba en contra de las leyes de aquel tiempo. Se consideraba una práctica exclusiva de aquellos que tuvieran "sangre limpia" (Hijos legítimos de Españoles). El protomédico Francisco J. Perez permitió que estás personas ejercieran la medicina pero muchos de esos cirujanos solo poseían conocimientos tradicionales, porque los maestros se negaban a dictar clases a un hombre negro o mulato.
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