Tesis doctoral sobre el Museo Olavide

El Dr. Felipe Heras Mendaza realizó la tesis doctoral sobre el Museo Olavide y ha tenido a bien hacérnosla llegar para el disfrute de todos aquellos que quieran acercarse a la figura de Olavide y a sus figuras.
Bajo el título de "Figuras e historias clínicas del Museo Olavide: Estudio dermatológico" se esconde un trabajo de incalculable valor y una joya para la historia de la dermatología española.

En el siglo XIX, tener lepra o sífilis no sólo acercaba peligrosamente a la muerte, también era una muesca en la piel que marcaba con crueldad terrible y expulsaba de la sociedad a quien la sufría. Las enfermedades dermatológicas estaban rodeadas de misterio y, en ocasiones, de carga moral. De muchos de estos males no se conocía la causa. En otros casos, no había tratamiento curativo, y el paciente internaba en dispensarios donde se le ocultaba de la mirada exterior.

El Hospital San Juan de Dios, en Madrid, era uno de estos lugares. Un centro destinado a la beneficencia, donde se juntaban leprosos, convalecientes de infecciones venéreas y afectados por extrañas erupciones o ampollas de las que poco se sabía. La ciencia, sin embargo, fue avanzado en ese siglo, arrinconando a la superstición, y surgieron figuras como la del doctor José Eugenio Olavide, que convirtió al San Juan de Dios en el primer hospital español especializado en dermatología e impulsó una extensa colección de figuras de cera -se tiene noticias de la existencia de más de mil- en la que expertos escultores fueron recreando las distintas enfermedades de la piel que la medicina de la época había catalogado. Estas figuras, que sirvieron para que los estudiantes aprendiesen a reconocer eritemas, dermatitits o rupias sifilíticas, dieron lugar al Museo Olavide, que desapareció en el siglo XX cuando el edificio fue derruido.
Las esculturas se guardaron en cajas y quedaron olvidadas hasta hace aproximadamente una década, cuando las recuperó la Asociación Española de Dermatología (AEDV) Hoy, son un testimonio histórico y científico de primer orden. Ahora, los murcianos podrán conocer sesenta de estas figuras en una exposición organizada por la sección murciana de la AEDV que abrirá sus puertas el 2 de marzo en el Archivo General.
Los visitantes podrán hacer un viaje al pasado y valorar lo mucho que se ha avanzado. «En aquella época la mortalidad era altísima, y la mayoría de tratamientos eran paliativos, no curativos; apenas se conocían las enfermedades, sólo sus síntomas», explica José Francisco Frías, jefe de servicio de Dermatología de La Arrixaca.
127 años después de la creación del Museo Olavide, el hospital murciano pone a punto un proyecto piloto de telemedicina que permitirá a los dermatólogos diagnosticar a partir de las imágenes digitales que envíen los médicos de familia de los centros de salud de su área. Pero, quién sabe, quizá dentro de otro siglo los murcianos miren con la curiosidad de un arqueólogo los avances de hoy, para entonces superados y convertidos en objeto de museo.

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