1598: Fallece el rey Felipe II


La muerte de Felipe II fue horrible: con gota, cubierto de llagas y de pústulas... Fue angustioso. Lo que más le hacía sufrir, más que el dolor, era la suciedad. Al estar inmóvil en la cama, tuvieron incluso que hacer un agujero rudimentario en la cama para que pudiera evacuar. Estaba en llaga viva y despedía un olor putrefacto.

El 13 de septiembre de 1598 fallecerá, víctima de la gota, Felipe II, llamado el rey prudente. Afrontó con admirable resignación sus últimos días aquejado de fuertes dolores por la supuración de sus llagas. Desde 1595 yacía postrado en un diván portátil, curioso ingenio que hoy se exhibe en El Escorial y que bien puede ser el precedente de la silla de ruedas. Anteriormente contaba con un sofá articulado pero hubo que añadirle movilidad a raíz de un incidente que por poco acaba con su vida. Un día de fuerte tormenta su estancia se inundó llegándole el agua hasta la cintura y como nadie era capaz de mover la pesada silla tuvo que aguantar allí resignado hasta que la lluvia cesó y bajó el nivel del agua. Sus facultades mentales también decaían y, aunque delegó en su hijo la firma de documentos y otras tareas burocráticas, se resistió a dejar el poder como hiciera su padre Carlos V. Al menos hasta que encontrase una solución para los Países Bajos. Creyó encontrarla separando el reino de la corona española y entregándoselo al archiduque Alberto de Austria, que casaría con su hija Isabel.

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